lunes, 16 de febrero de 2009

MANUEL MEDINA SE DESPIDEN DEL PARLAMENTO


Aunque hasta los 16 años no salió de Lanzarote y a los 21 pisó por primera vez la península, desde hace 22 años Manuel Medina se codea con parlamentarios de toda la Europa y defiende que en ese tiempo, “la UE siempre se ha portado muy bien con Canarias”.
Le llaman “la torre”, pero también le podrían haber llamado la colmena o el laberinto, porque el edificio donde Manuel Medina tiene su despacho en Estrasburgo, junto a otros 785 eurodiputados de la Unión Europea, puede ser una auténtica trampa para quien no esté acostumbrado a recorrer sus enigmáticos pasillos circulares. Sin embargo, para este lanzaroteño son como su segunda o su tercera casa. Y es que lleva 22 años formando parte del Parlamento Europeo, del que se despedirá dentro de unos meses, tras las próximas elecciones de junio. Con él, se irá el otro eurodiputado canario, en este caso del PP, Fernando Fernández. Ambos ponen fin a más de dos décadas en esta institución.
"Llevo ya 22 años en el Parlamento Europeo y cinco en las Cortes, lo cual hace 27 años de vida parlamentaria. Ya está bien, ¿no? Es la mitad de mi vida, demasiado tiempo", declaraba hace unos días Manuel Medina, confirmando que esta vez no pretende formar parte de las listas del PSOE.

Pero antes de que llegue su anunciada retirada, La Voz de Lanzarote compartió con él unos instantes de su día a día en una de las sedes del Parlamento, que reparte su actividad entre Bruselas y la ciudad francesa de Estrasburgo. Con él y con su asistente, Juan Acedo, que se convierte en su agenda y su mano derecha, organizando su tiempo entre comisiones, reuniones del grupo socialista, sesiones plenarias y alguna que otra visita, como la de dos mujeres que acudieron hasta tres veces a su despacho en busca de apoyo para una iniciativa que pretendían que obtuviera el respaldo del Parlamento.
Y en medio, un primer hueco para compartir una comida en uno de los restaurantes de la sede europea en Estrasburgo. “El resto son abiertos a todo el mundo, pero éste es sólo para los diputados o para las personas que inviten”, explica mientras va accediendo al recinto, ejerciendo de anfitrión en su territorio, y teniéndose que parar a cada paso para saludar.

Imagen del patio de entrada a uno de los edificios del Parlamento Europeo en Estrasburgo.
Y es que caminar con Manuel Medina por el inmenso edificio del Parlamento Europeo es presenciar un continuo goteo de saludos al pasar, apretones de manos o breves charlas, según la ocasión. Y todo ello, en medio de una gran torre de babel, en la que pasa con rapidez del inglés al francés, al alemán o al italiano, como si lo hiciera de forma automática.
Un giro radical
Tras atender su sugerencia de un plato tradicional especialidad de la casa, y verle escoger un vino francés de la región, cuesta imaginar a ese niño que durante toda su infancia no conoció más fronteras que las de Lanzarote. De hecho, hasta los 16 años Manuel Medina no salió de la isla, y hasta los 21 no había estado en la península. Pero de ahí dio el salto a Estados Unidos, y después a medio mundo.

Las banderas de la UE ondean en los pasillos del Parlamento.
En 1982 se convirtió en diputado al Congreso por Las Palmas y fue nombrado presidente de la comisión de Asuntos Exteriores y por eso, según él mismo explica, le “tocaba” dar el salto a Europa. Y lo hizo en 1986, pasando a ser eurodiputado. Desde entonces, vive a caballo entre Lanzarote, Bruselas y Estrasburgo, y con continuos viajes a otros rincones del planeta. Y es que además de ser miembro de la Comisión de Asuntos Jurídicos, también presidió durante siete años la Delegación para las Relaciones con los países de la América del Sur, y actualmente forma parte de la Delegación para las Relaciones con los Países de la Comunidad Andina.
Su acercamiento a estas regiones le ha hecho recibir medallas y reconocimientos honoríficos en muchos de estos países, aunque quizá también ha contribuido a que su trabajo fuera menos conocido en su tierra natal. Sin embargo, durante los 22 años que lleva en el Parlamento Europeo, asegura que es mucho lo que se ha hecho por el archipiélago.

Un puente de cristal sobre el río une el edificio antiguo y el edificio nuevo del Parlamento.
El papel de Europa
“La Unión Europea siempre se ha portado muy bien con Canarias”, sentencia sin dudarlo Manuel Medina, recordando los tiempos en que las islas tuvieron que luchar por unas ayudas especiales. Y es que él, desde luego, lo ha vivido desde la primera fila. Siglas que ya son habituales, aunque no siempre del todo conocidas, empiezan a salir de su boca, cobrando el sentido que tienen para alguien que vio cómo se lograba que salieran adelante. El Régimen Específico de Abastecimiento de Canarias (REA), la Reserva de Inversiones Canarias (RIC), las Zonas Francas Canarias, la Zona Especial Canaria (ZEC), el Arbitrio sobre las Importaciones y Entregas de Mercancías en las Islas Canarias (AIEM)… Toda una lista de medidas que, tras reconocer la insularidad y sobre todo la lejanía del archipiélago, sirvieron para intentar compensar los desequilibrios e impulsar la actividad económica y la importación y exportación en las islas.

Junto al hemiciclo, se sitúa la zona habilitada para realizar entrevistas televisivas.
“La mayor parte de las infraestructuras de Canarias se han hecho con fondos europeos”, insiste. Quizá por eso, cambia el tono cuando se le pregunta por qué en las islas parecen importar poco los asuntos que llegan de Europa. “En Lanzarote, los temas europeos interesan igual que a todo el mundo”, subraya. ¿Pero por qué entonces la participación en las citas electorales europeas es tan baja en la isla? Medina tiene su propia explicación: “Los censos no son reales. Hay gente empadronada que se ha ido de la isla y no se ha dado de baja. Lo he podido comprobar cuando hacemos visitas puerta a puerta durante la campaña electoral”.
Un paraíso
Y desde Europa, ¿cómo se ve el archipiélago? “La gente aquí ve Canarias como un paraíso”, afirma Medina. “Reconozco que no es un mal sitio para vivir”. En los pasillos del Parlamento Europeo, los que han oído hablar de las islas las miran con cierta envidia, sobre todo por el contraste con el frío de aquellas tierras. Algunos, hasta preguntan por “ese arquitecto que hizo tantas cosas en Lanzarote”, asintiendo al escuchar el nombre de César Manrique.

Sin embargo, y pese a lo que se ha avanzado desde aquellos tiempos en los que Canarias entró en la Unión Europea, las necesidades no han desaparecido. “Son conscientes de los problemas en la medida que tú los planteas”, explica Medina en referencia a sus compañeros del Parlamento.
“Durante estos años, Lanzarote ha atravesado una transformación radical de su economía. Se ha pasado de la pobreza a una renta per cápita muy alta”, afirma poniendo como ejemplo la situación de la pesca, que “en los años 80 fue muy importante por el tema de los convenios”, y hoy “está casi desaparecida”.
Sin embargo, también señala que aún quedan retos pendientes. “Ahora están sobre la mesa las ayudas al transporte, las ayudas a la exportación…” Aunque esos serán temas que queden para quienes tomen su testigo en el Parlamento Europeo, del que se despide siendo uno de los eurodiputados más veteranos. “Son muchos años. Yo ya he hecho lo que tenía que hacer”.

El hemiciclo suele estar casi vacío durante las sesiones plenarias y se llena al llegar la hora de la votación. Según los eurodiputados, el trabajo se hace fuera.
Pasa el testigo a López Aguilar
“Honrado, trabajador, serio…” Éstos son algunos de los calificativos que Manuel Medina dedica a la persona que pasará a ser el nuevo eurodiputado canario, encabezando la lista del Partido Socialista Obrero Español, Juan Fernando López Aguilar. “A él le gusta mucho esto”, afirma para subrayar que, en su opinión, hará un buen papel en Europa.
Respecto a las críticas que López Aguilar recibió en su momento por presentarse como candidato para ser reelegido secretario general del partido en Canarias, cuando estaba casi preparando las maletas con rumbo a Bruselas, afirma que ambas cosas no son incompatibles.
“No veo por qué un eurodiputado no puede ser secretario general de un partido”, afirma. Y es que recuerda que durante un tiempo, él mismo fue eurodiputado y presidente de la gestora que se creó en el PSOE lanzaroteño tras la salida de Juan Ramírez.